La Secretaría de Estado de Cultura y la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Dominicana O & M celebraron el taller “Cómo se escribe un cuento”, dirigido a facilitar las técnicas y los conocimientos para que profesores y estudiantes de comunicación aprendan y presenten obras sobre este género.
El taller fue celebrado en dos sesiones en el salón conferencias del Instituto Duartiano, y fue impartido por Luís R. Santos, instructor de la Dirección Sistema Nacional de Talleres Literarios de de la Secretaría de Cultura, dirigido por Valentín Amaro.
Las palabras de introducción estuvieron a cargo del coordinador general de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Dominicana O & M, Oscar López Reyes, quien destacó las cualidades del instructor y resaltó la importancia de que unos 30 maestros y alumnos se interesen por escribir cuentos.
La primera jornada del curso se llevó a cabo el viernes 26 de junio, y la última el viernes 10 de julio, en la cual cada participante leyó un cuento recomendado por el instructor Santos.
Parte de los asistentes fue juramentado como miembros de la Juventud Duartiana, en una ceremonia en la cual intervinieron el presidente de ese organismo, licenciado Robinson Cuello, y el presidente y vicepresidente del Instituto Duartiano, profesor José Joaquín Pérez Saviñón y doctor Wilson Gómez Ramírez.
Santos dijo que Juan Bosch, Virgilio Díaz Grullón y Pedro Peix son cuentistas dominicanos imprescindibles, que sirven de referencia para incursionar en este género.
Recomendó leer algunos cuentos que son referencias obligatorias, como La noche buena de Encarnación Mendoza, del profesor Bosch; El corcho sobre el río de Julio Cortázar; Decálogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga y La filosofía de la composición de Edgar Alan Poe.
Manifestó que el cuento es un género literario caracterizado por su intensidad y su corta extensión, y que narra un hecho humano de carácter universal, que usualmente trata de un solo tema.
Explicó que para escribir un cuento se deben hacer notas o escribir el relato en la cabeza antes de la persona sentarse al computador o la máquina.
Agregó que no se debe empezar a escribir sin saber hacia donde se conduce, ya que en un cuento bien logrado las tres primeras líneas tienen casi la misma importancia que las tres últimas.
Consideró que la primera frase de un cuento puede resultar el camino a trillar, a lo largo de la narración y que una buena entrada suscita curiosidad en el lector.
Estimó que un final sorprendente impuesto a la fuerza en un cuento destruye otras buenas condiciones, por lo que sugirió un final natural, de acuerdo con la trama o el desarrollo de la historia.
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